2020 el año que vivimos en peligro. La frase precedente es quizás una de las más adecuadas para retratar el efecto que la pandemia por Covid-19 ha tenido a nivel global. Como resultado de la expansión del virus, más de la mitad de la población mundial ha sido sometida a algún tipo de confinamiento, se ha impuesto el distanciamiento social y los desplazamientos de personas y bienes han quedado paralizados o se han visto interrumpidos, al igual que la actividad económica, provocando una recesión por todo el planeta.

Así, la segunda década del joven siglo XXI finaliza con la vehemente carrera por encontrar salida a una de las pandemias más mortíferas de la denominada “era digital”, la que continúa extendiéndose por el planeta y que a la fecha ha infectado a más de 66,3 millones de personas, con una cifra global de decesos que supera los 1,5 millones.

Imposible es hoy cuantificar los reales alcances sociales y económicos de la pandemia y su evolución futura. No obstante, si es posible dirimir ciertos efectos de ésta, trazados en los últimos 12 meses, a partir de eventos específicos que han llevado a cambios de paradigmas fuertemente arraigados. En este contexto, al cierre de 2020, revista Logistec presenta un breve recuento de algunos de los hitos que han marcado el desarrollo de la actual crisis sanitaria y cómo los efectos sociales y económicos derivados de estos eventos han impactado al desempeño de la actividad logística y de las cadenas de suministro a nivel mundial y local.

CHINA. EL CIERRE DE LA “FABRICA DEL MUNDO”

En el primer trimestre de 2020, las medidas establecidas por China para contener la expansión del virus, originado en Wuhan, incluyó el cierre de fábricas, carreteras y puertos; decisiones que impactaron rápidamente en el aprovisionamiento mundial de todo tipo de bienes. En las semanas siguientes, comenzaron a verse rupturas de inventario en sectores como el automotriz, el electrónico y, especialmente, el de equipos e insumos médicos a nivel mundial, por sólo mencionar algunos eventos.

Como nunca, se puso de manifiesto entre los actores del comercio mundial, sus áreas operativas y partners logísticos, la importancia estratégica, técnica y financiera de contar con una buena estrategia de gestión de riesgos y diversificación de proveedores. En este contexto cabe destacar que antes del brote pandémico, muchas compañías estaban desarrollando la denominada estrategia “China + 1″, debido a los crecientes costos de producción, combinados con la guerra comercial entre Estados Unidos y el gigante asiático, que llevaron a algunas empresas a diversificar la producción en terceros países, mientras mantenían operaciones significativas en China.

Al mismo tiempo, otro de los efectos del lockdown chino ha sido el impulso del “Nearshoring” que constituye una solución que ofrece una gama de ventajas potenciales en relación con la deslocalización, entre las que se cuentan: menos diferencias culturales, lingüísticas y de zona horaria; más participación en la toma de decisiones del día a día; gastos de viaje reducidos; mayor alineación regulatoria; y menos riesgo para la propiedad intelectual. De hecho, expertos a nivel mundial indican que las economías emergentes con proximidad geográfica a los mercados establecidos, incluidos varios países de América Latina, están bien posicionadas para aprovechar el repunte en curso del nearshoring.

CONFINAMIENTO GLOBAL, CAMBIOS EN LA DEMANDA, EL CONSUMO Y MÁS

Una de las medidas más trascendentes fue el confinamiento obligado, parcial o total, de la población. En Chile, a mediados de marzo, tras decretarse la Fase 4 de la pandemia, miles de empresas, comercios, centros educacionales y entidades de todo tipo optaron por el cierre de sus actividades presenciales, iniciando una suerte de “confinamiento opcional y preventivo”. No obstante, al poco andar la autoridad sanitaria iniciaría un plan de cuarentenas totales en diversas comunas del país; restringiendo la movilidad de las personas amparados en el Estado de Excepción Constitucional por Calamidad Pública, declarado el 19 de marzo.

Lo cierto es que el confinamiento obligado, impuso importantes restricciones a las actividades productivas y comerciales de los países afectados con el consiguiente impacto en las cuentas de las empresas y en la economía de las familias, si consideramos que según datos aportados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la tasa de desempleo en Chile, durante el trimestre agosto-octubre de 2020 fue 11,6%, lo que representa un incremento de 4,5 puntos porcentuales (pp.) respecto a igual período del año anterior.

En este contexto, uno de los aspectos que es interesante analizar es el comportamiento del consumo. El confinamiento ha obligado a los consumidores a reducir sus compras de productos y servicios, bien por la imposibilidad de adquirirlos o bien porque las limitaciones en la vida social desincentivan el consumo de algunos productos. En principio, la lógica llevaría a pensar que el consumo no realizado durante el confinamiento debería aflorar una vez que se levantes las restricciones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el impacto que la pandemia ha tenido sobre el empleo y, por tanto, en los ingresos de las familias, así como la sensación de que la crisis puede ser más prolongada de lo esperado, impulsará a los potenciales consumidores al ahorro.

LA EXPLOSIÓN E-COMMERCE

Ahora bien, si tenemos en cuenta el efecto que el confinamiento ha tenido en la demanda, otro fenómeno interesante que se ha advertido es el explosivo aumento del comercio electrónico en Chile y el mundo. De hecho, según datos de la CCS, el 7,4% de las ventas totales del comercio en Chile durante 2019 se realizaron por el canal online; un índice que en 2020 se elevará de 15% al 25%, según la entidad.

Otro dato que evidencia la actual potencia del canal online de venta es el resultado del reciente CyberMonday 2020 (octubre) que marcó otro hito en la historia del e-Commerce nacional, pues, no solo superó el número de transacciones de la edición 2019 en más un 60%, también sus ventas aumentaron hasta un 15% y la tasa de reclamos bajó a un mínimo histórico de tan solo 0,01%. Por otro lado, el índice de Ventas Online que elabora la Cámara Nacional de Comercio semestralmente es claro: el primer semestre de 2020 las compras online aumentaron un 102% (41,5% el primer trimestre y 148% el segundo con cierre en junio).

Según datos aportados por la Universidad de Chile, el crecimiento del e-Commerce está dado por dos factores: los clientes que ya compraban en el canal digital y que ahora han aumentado la frecuencia de compra (y el ticket promedio) y, más importante aún, por los nuevos clientes de canales digitales que representan el 50% de los usuarios.
Según los expertos, ciertamente estos números volverán a estabilizarse una vez que se reabran las tiendas y el Covid19 esté bajo control. Pero es prácticamente imposible que el comercio electrónico vuelva a las cifras de 2019. Si están en lo correcto, lo que va a pasar con el e-Commerce después de la pandemia es que vendrá un crecimiento acelerado y sostenido en el tiempo, porque los hábitos de compra cambiaron radicalmente. Por eso la reinvención es ahora. Digitalizarse es el reto.

ACELERADOR DE LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL

La transformación digital en las grandes empresas se ha visto impulsada por la crisis sanitaria, obligando a muchas empresas a replantearse su forma de trabajo. “En palabras simples, le tomó a la electricidad 65 años llegar al 85% de los hogares del planeta y al teléfono celular 20 años, y aunque aún no hay métricas oficiales, podemos asumir que le habrá tomado menos de 60 días al 80% de la humanidad adoptar métodos de conexión como el teletrabajo y la interacción social digital para continuar bajo una nueva normalidad”, según detalla el prestigioso medio norteamericano Forbes.

Antes del covid-19, las ventas online -aunque al alza- tenía una penetración marginal en el total de las ventas del comercio. No obstante, tras la pandemia en Chile, varios retailers y Pymes debieron volcarse con todo al canal digital, sufriendo importantes dificultades para responder a la gran demanda de pedidos online, dejando en evidencia que todavía quedan un camino por avanzar.

Para sobrevivir a la nueva dinámica de consumo y forma de vida, muchas empresas tendrán que implementar el uso de herramientas digitales para mantenerse funcionales, incluyendo desde los nuevos modelos de trabajo a distancia, compras y ventas online, así como gestionar procesos de producción de forma remota para subirse a la ola digital.

En ese contexto, las organizaciones que están dispuestas a intensificar y enfrentar estas tendencias son las que podrán experimentar la transformación digital y crecimiento, mientras que las que están estancadas en las formas tradicionales están empezando a quedar atrás.

Finalmente, al momento de hacer este recuento nos encontramos con una de las cualidades que han marcado este periodo: la incertidumbre. Ninguno de los efectos que ha generado esta pandemia y que se abordaron anteriormente tiene un punto final ni conclusión, dado lo extensa que ha sido esta crisis sanitaria. Por lo tanto, es tarea de todos seguir alertas a los cambios, restricciones y ajustes que requieran nuestras actividades y acciones para responder a los constantes retos. A nivel empresarial y en especial de Supply Chain, la clave parece estar en la preparación y planificación.